Microbiota: tu mejor aliada durante las fiestas navideñas

Comer es y debe ser un placer y la época del año en la que más nos apetece disfrutar de la comida en cantidad y en compañía es, sin duda, la Navidad.

Lo que permite a nuestro organismo procesar lo que tanto nos gusta comer es la microbiota intestinal, es decir, el conjunto de microorganismos del tubo digestivo.
Entendamos mejor qué es y por qué es importante mantenerla sana.

La función de la microbiota intestinal es sintetizar vitaminas esenciales para la salud, como el ácido fólico. También permite la absorción de oligoelementos como el hierro, el calcio y el magnesio.
Otra función muy importante de la microbiota intestinal es interactuar con el sistema inmunitario y favorecerlo. De hecho, de diversos estudios científicos se desprende que la correcta actividad del sistema inmunitario va de la mano de la salud de la microbiota intestinal.
De hecho, en el intestino se encuentra la mayor parte de las células inmunitarias de nuestro organismo y, por lo tanto, la microbiota actúa como una «barrera» contra los agentes patógenos que entran en contacto con el sistema digestivo.

¿Cuándo podemos decir que nuestra microbiota intestinal está sana?
Una microbiota intestinal se considera sana si se caracteriza por una «biodiversidad» adecuada, es decir, un conjunto de microorganismos diferentes presentes en número suficiente, con predominio de bacterias beneficiosas para el ser humano, que viven en equilibrio entre sí y con el intestino que las alberga.
De hecho, en nuestra microbiota viven bacterias «buenas» y «malas» y es esencial que coexistan en el equilibrio adecuado (eubiosis). Si no existe este equilibrio, se produce un estado de desorden (disbiosis), que es perjudicial para nuestro organismo.
Una microbiota intestinal alterada es perjudicial no sólo porque debilita el sistema inmunitario, sino también porque un equilibrio bacteriano alterado puede provocar trastornos como enfermedades del aparato digestivo, pero también enfermedades más graves como diabetes y problemas de cáncer.

Hay varias razones por las que se altera la microbiota intestinal. Veamos cuáles son los factores que no le permiten desempeñar sus funciones de la mejor manera posible.
El principal factor está relacionado con la edad.
En los recién nacidos, la microbiota no está muy desarrollada y comienza a formarse principalmente con el destete y la lactancia materna hasta que, en torno a los 2-3 años de edad, empieza a sufrir transformaciones que la llevan a parecerse cada vez más a la de un adulto, es decir, caracterizada por una estructura muy compleja, compuesta por un gran número de microorganismos que coexisten en equilibrio entre sí.
Sin embargo, a medida que envejecemos, la microbiota intestinal empieza a debilitarse. En las personas mayores, el número y la abundancia de microorganismos disminuyen, lo que, en consecuencia, reduce las defensas inmunitarias.
Otras causas del debilitamiento de la microbiota intestinal son las relacionadas con una mala alimentación, el estrés, el lugar donde vive, pero también, de forma más banal, la herencia genética.

Hemos visto, por tanto, que la microbiota intestinal es muy importante para nosotros porque no sólo nos ayuda a metabolizar lo que comemos, sino sobre todo porque si está sana significa que nuestro sistema inmunitario también lo está y, en consecuencia, estamos más protegidos y sanos.
Por eso es importante saber cómo mantenerlo sano y sin duda el método más eficaz es llevar una vida sana y activa pero sobre todo una buena alimentación rica en frutas, verduras, fibra y cereales. También es útil evitar el consumo de alimentos industriales y procesados.
Si no puede integrar todos estos componentes en su dieta, puede recurrir a los complementos alimenticios. Especialmente eficaces son los que contienen Bacillus Clausii, ya que es una buena bacteria muy resistente a los jugos gástricos y llega intacta al intestino, tiene una acción antimicrobiana que contrarresta el crecimiento y la proliferación de microorganismos patógenos, produce vitaminas del grupo B y es resistente a los antibióticos. Gracias a estas propiedades, es una de las bacterias más adecuadas para restaurar la microbiota intestinal.